Fuentes de Valdepero
Rutas
Monzón de Campos – Fuentes de Valdepero
Esta senda va de castillo a castillo por páramo y regresa por la nacional 611.
Historia
Fuentes de Valdepero es el único asentamiento humano que ha perdurado de los numerosos que a lo largo del tiempo existieron en lo que hoy día es su término.
Los asentamientos más antiguos fueron esporádicos. El hallazgo en el pago de Fuente Amarga de restos que pudieran datarse en el Paleolítico Inferior y Medio, hace pensar en la presencia del hombre en estos lugares hace por lo menos 125.000 años.
Ya de época romana (s. I a.C.) data un asentamiento de población en el entorno del Cerro de la Miranda, como lo atestigua el hallazgo del Tesoro del mismo nombre, así como otros restos arqueológicos hallados en esta zona.
El topónimo “Fontes” relacionado con Fuentes de Valdepero se documenta por primera vez en un privilegio real otorgado por Ramiro III en el año 971, ubicado cerca de Monzón y dentro de su condado.
Un siglo más tarde, concretamente en 1085, ya tenemos constancia del topónimo completo. Aunque la historiografía ha reiterado su origen en “Valle de Pedro”, relacionándolo con diferentes personajes de nombre Pedro, incluido el claramente erróneo por anacrónico de Pedro Ansúrez, recientes estudios avalan el origen en el de Val de emperador, es decir Valle del Emperador en relación con el paso en torno al 1040 de Fernando I, Rey de León, y que como tal incorporaba también el título de Emperador.
Siete aldeas o núcleos habitados llegó a tener el Valle del Emperador en el s. XIII: San Adrián, San Pedro de Valdepero, Palazuelos de Valdepero, Vega de Valdepero, Quintanilla de Valdepero, Foyal y Fuentes de Valdepero. Sin embargo la sangría demográfica acentuada con la gran crisis del s. XIV (Peste Negra) tuvo como resultado la pervivencia de un solo núcleo, el actual Fuentes.
A mediados del S. XIV el lugar de Fuentes de Valdepero pertenecía a Juan Rodriguez de Sandoval, cuyo señorío pasará al poderoso linaje de los Sarmiento, uno de los cuales, Don Diego Pérez Sarmiento, Adelantado Mayor de Galicia, Conde de Santa Marta y Señor de la Villa de Fuentes de Valdepero, es el que edificó el Castillo entre 1442-1465 en su obra inicial, cronología corroborada en las prospecciones arqueológicas realizadas a raíz de las obras de rehabilitación del Castillo que sitúan en el s. XV los primeros indicios de ocupación del solar.
En 1521 Fuentes de Valdepero fue protagonista de un episodio relevante en la Guerra de las Comunidades. El Castillo sufrió elasedio de los Comuneros a las ordenes del Obispo Acuña, siendo apresado el entonces señor de Fuentes, Andrés de Ribera y su familia, quien posteriormente acometió las obras de reparación de los desperfectos causados en la fortaleza, la remodeló y reforzó, engrosando sus muros. Es por tanto a partir de esta fecha, cuando se comenzaría la siguiente fase constructiva del Castillo.
En 1572, siendo Señora de Fuentes Doña Juana de Acevedo y Fonseca, el Rey Felipe II instituyó el título condal en ella, así pues fue la primera Condesa de Fuentes de Valdepero. Tras sucesivas transmisiones, en 1739 el Castillo y el título condal entroncó con laCasa de Alba, que en la actualidad sigue detentando el titulo en Doña Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba y Condesa de Fuentes de Valdepero. La propiedad del Castillo sin embargo se desvinculó de la Casa de Alba en 1874 por venta de D. Jacobo Fitz James Stuart. Tras diversas transmisiones la Diputación de Palencia lo adquirió en 1995, donde está instalado su Archivo.
La Ermita de San Pedro de Varlozado o Valrrocado, de mediados del s. XIII, se levantó en este lugar que ya aparecía poblado a mediados del s. XI, edificación que apunta características arquitectónicas de finales del románico. Levantada en piedra de sillería y rematada con espadaña de un solo cuerpo, la planta se compone de tres naves, con bóveda de crucería en la capilla mayor y portada con arquivolta apuntada en el lado de la epístola.
La actual iglesia parroquial de Nuestra Señora La Antigua comenzó a edificarse en el s. XIII, y tuvo numerosas reformas hasta bien entrado el s. XVII. Construida en piedra de sillería se compone de una sola nave, amplia y elevada, dividida en cuatro tramos, con bóveda de cañón y arcos de medio punto, y bóveda de crucería en la capilla mayor. Tiene dos puertas de acceso, la del lado de la epístola es uno de los elementos primitivos del siglo XIII, de estilo ojival, con arquivoltas abocinadas decoradas con motivos vegetales. A los pies se abre la otra portada y se eleva una torre de dos cuerpos. En su interior un coro alto presenta un antepecho plateresco recuperado de las ruinas del Castillo. Distintos retablos decoran sus muros con estilos desde barroco al neoclásico, aunque no faltan esculturas del siglo XVI, de cuya época es también la pila bautismal.
El pueblo estuvo rodeado de muralla de la que quedan algunos trozos sobre los que se han edificado viviendas y una puerta con arco de medio punto y restos de otra.
Monumentos
IGLESIA PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA
Ntra. Sra. de la Antigua de Fuentes de Valdepero, de grandes dimensiones, está dedicada a Nuestra Señora, bajo la advocación de “La Antigua”.
Este bello y grandioso templo comenzó a construirse en el siglo XIII, siendo reformado y ampliado en los siguien¬tes siglos, especialmente en el XVI y XVII. Consta de una sola nave, amplia y elevada, dividida en cuatro tramos, con muros de buena piedra de sillería. Lleva arcos de medio punto, cubriéndose con bóvedas de cañón con lunetos en la nave y con bóveda de crucería en la capilla mayor o presbiterio. Tiene dos portadas de acceso. Una se sitúa a los pies del templo, con arco apuntado. Otra se abre en el lado de la epístola. También apuntada, protegida con un grandioso pórtico, enmarcado todo por el atrio, siendo ésta por su orientación, la utilizada de modo ordinario. La torre, también de piedra, con dos cuerpos, se levanta a los pies del templo.
Esta breve descripción de la fábrica del templo pone ya de manifiesto, que nos encontramos ante un bien o monumento de verdadero interés cultural.
Lado del Evangelio, sepulcro con figura yaciente, con inscripción perteneciente a Lázaro García, fallecido en 1761.
En una capilla, retablo neoclásico del siglo XVIII, con esculturas de la misma época: San Miguel, San Roque, San Antonio de Padua, San José y san francisco Javier. Pintura exvoto de Dña. Ana García, ofreciendo a la virgen a sus tres hijos, siglo XVII. Pintura de San Bruno, Siglo XIX. Pintura de San Teresa, siglo XVII.
RETABLO ROCOCÓ
De mediados del XVIII, con esculturas de Santo Domingo, San Vicente Ferrer, San Antonio y Virgen sin vestir. Pintura de San José con el Niño, siglo XIX. Retablo del siglo XVII, con pinturas de los cuatro Evangelistas, San Joaquín, Santa Ana, San José y la Virgen del Carmen, siglo XVIII.
PRESBÍTERO
Retablo mayor, Trazado por Lucas Ortiz de Boar y ejecutado por Alonso de Manzano en 1.711. Relieves y esculturas atribuidas a Pedro de Ávila. Consta de banco, un solo cuerpo y atrio en forma de cascarón. En el banco, relieves de la Anunciación y la Visitación. Esculturas: en el camerin transparente, Virgen con el Niño; San Pedro, San Pablo, San Isidro Labrador y el Salvador. En el atrio, los cuatro Evangelistas y relieve de la Coronación de la Virgen.
LADO DE LA EPÍSTOLA
Pintura de la Virgen con el Niño, del siglo XVII. Retablo barroco, del primer cuarto del siglo XVII, con esculturas de Santa barbará, atribuible a Pedro de Ávila, primer cuarto del siglo XVIII. Pinturas de la Verónica, siglo XVII y pinturas de finales del siglo XVI de estilo de Gregorio Martinez, que representan a Santo Domingo, San Francisco, San Juan bautista, San Juan Evangelista, Santa catalina, Santa Cristina, San Esteban y San Lorenzo. Pintura de Nuestra Señora de Popolo, siglo XVIII. Retablo Rococó, último tercio del siglo XVIII, con esculturas de San Miguel, san Pablo Ermitaño, San Bernardo y la Inmaculada. Pintura de un exvoto fechado en 1.685. Retablo Barroco del tercer cuarto del siglo XVII, con escultura de Crucifijo, mediados del siglo XVI, del círculo de Juan de Balmaseda; Virgen de un calvario tercer cuarto siglo del XVI, Cristo Resucitado, finales del siglo XVI, y Ecce Homo de vestir, del siglo XVIII. Lucillo sepulcral de Don Andrés calvo, primer cuarto del siglo XVI. Pila bautismal de gallones, siglo XVI.
CORO
Ofrece antepecho Plateresco, primer cuarto de siglo XVI, caja de órgano barroca de mediados del siglo XVIII.
SACRISTÍA
Dos espejos del siglo XVIII, con cornucopias de estilo rococó. Cajonería del siglo XVII, con escultura de Crucifijo de la misma época. Pintura de la Dolorosa del siglo XVIII. Pintura de Cristo a la columna, fechado en 1.797.Pintura de la Piedad, del siglo XVII y otra de Cristo con la cruz a cuestas, del siglo XVII.
LAVABO S.XVII
ERMITA DE SAN PEDRO
Se encuentra situada a unos quinientos metros al este del pueblo en el lugar donde en otro tiempo existió el núcleo habitado. El titular es San Pedro, aunque la devoción popular la haya dedicado a la Virgen del Consuelo. Construida en un alto desde el que se divisa el castillo y el pueblo. Se trata de la típica ermita solitaria y llena de encanto, es una construcción de finales del románico levantada en piedra de sillería durante los primeros años del siglo XIII. Consta de capilla mayor cuadrada cubierta con bóveda de crucería y un cuerpo de iglesia formado por tres naves separadas por columnas y cubiertas con techumbre de madera. En el exterior se encuentra una espadaña de un solo cuerpo; anexo a esto, se encuentra el cementerio con sepulturas modernas y algunas antiguas importantes.
En el muro de la epístola se abrió un arcosolio apuntado destinado a enterramiento que fue cegado entorno a los siglos XVII y XVIII, utilizándose como parte de relleno dos tallas de madera que representan a la Virgen y a San Juan, que formaban parte de un Calvario. Estas tallas fueron descubiertas hace unos años y restauradas. Actualmente se puede admirar este conjunto de Calvario gotico en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Antigua.
En su interior , tiene el altar mayor dedicado a San pedro , con su escultura sedente, de traza muy característica y un retablo gótico con numerosas tablas de la escuela castellana ( con influencia flamenca) . Estas tablas se vendieron en el año 1959 para realizar obras de importancia en la iglesia parroquial y en la recontracción de su torre. También en la ermita se han realizado obras de reparación y arreglo mediante aportaciones de los hijos del pueblo , que conservan el cariño a las tradiciones de su tierra.
PUERTAS
Han existido dos puertas en esta población amurallada. La puerta Sur que conducía a Palencia, conserva algunos restos y se ha realizado su reconstrucción teórica.
La puerta Norte que conducía a Monzón de Campos, de la cual se conserva el arco que ha sido restaurado con la intervención de la Asociación Este arco, situado en la parte norte de la población. Fue construido en el último tercio del Siglo IX, cuando las tropas de la reconquista alcanzaron este lugar. Lo cierto es que la villa hubo de sufrir las consecuencias de las terribles campañas emprendidas por Almanzor contra el reino de León.
CASTILLO DE LOS SARMIENTO
La historia del castillo de Fuentes de Valdepero está íntimamente ligada al linaje de los Sarmiento. Ya en el s. XIII aparecía la familia Sarmiento como rica hacendada vinculada a Villarramiel, Lomas y el Valle de la Cueza; de su especial dedicación a la viticultura pudiera derivar el apellido “Sarmiento”.
Esta familia tuvo dos grandes áreas de actuación : la zona del Cerrato castellano y el sur del reino de Galicia, de donde fueron Adelantados Mayores.
En 1428 era Señor de la Villa de Fuentes de Valdepero Don Diego Pérez Sarmiento, tercero de la estirpe en llevar este nombre, Adelantado Mayor de Galicia. El 15 de noviembre de 1442 fue nombrado Conde de Santa Marta por el rey Juan II y en 1465 renunció al Adelantamiento de Galicia, en favor de su hijo don Bernardino. Precisamente es entre estos años, 1442-1465, cuando hay que situar las obras de edificación del Castillo en su construcción inicial, cronología corroborada en las prospecciones arqueológicas realizadas a raíz de las obras de rehabilitación del Castillo que sitúan en el s. XV los primeros indicios de ocupación del solar.
Estas fechas concuerdan con las dos inscripciones que portan sendos escudos con las armas de la familia Sarmiento en el cubo sudeste: “Don Diego Perez Sarmiento conde de Santa Marta, adelantado mayor de Galisia”.
El reparto de los bienes dejados por don Diego Pérez Sarmiento tras su muerte, fue la razón por la cual la villa de Fuentes de Valdepero dejó de formar parte de las posesiones del Adelantado Mayor de Galicia y Conde de Santa Marta y pasó a manos de una de las ramas colaterales de los Sarmiento, concretamente a Andrés de Ribera, casado con una nieta del Conde, Doña Constanza. Con este motivo se realizó una estimación del coste que supuso la construcción de la fortaleza de Fuentes de Valdepero. El desembolso fue valorado en 2.326.875 maravedíes. Fue su descendiente, Andrés de Ribera II, señor de Fuentes, trágico protagonista de uno de los hechos más relevantes en la historia del Castillo; en enero de 1521 sufrió en el castillo el asedio de los Comuneros a las ordenes del Obispo Acuña a quien permitió la entrada en la fortaleza tras negociar una capitulación honrosa que el Obispo traicionó, apresando a toda su familia y saqueando todo lo de valor que había. El castillo permaneció en poder de los comuneros hasta finales de abril de 1521, después de que fueran derrotados en la Batalla de Villalar.
Parece que los vecinos de Fuentes de Valdepero se mantuvieron al margen del conflicto; sólo a título particular consta la participación de algunos vecinos tanto entre los defensores, como entre los atacantes.
El ataque comunero y los sucesos posteriores debieron provocar tal impresión en Andrés de Ribera que cuando acometió las obras de reparación de los desperfectos causados por los comuneros en la fortaleza, la remodeló, probablemente, con el objeto de hacerla inexpugnable, hasta el punto que se engrosaron sus muros de forma excesiva, se achicaron puertas y ventanas, quizá de manera desproporcionada y anacrónica. Es por tanto en estas fechas, después de 1521, cuando se realizó la siguiente fase constructiva del Castillo.
En 1531, tal vez sin concluir la remodelación y después de pleitear mucho tiempo con los vecinos por el monte, vendió el Castillo y el señorío de Fuentes a don Diego de Acevedo; la siguiente transmisión de la propiedad es a su hija, Doña Juana de Acevedo y Fonseca. Siendo ésta Señora de Fuentes, en el año 1572 el Rey Felipe II instituyó el título condal en ella, así pues fue la primera Condesa de Fuentes de Valdepero.
Tras sucesivas transmisiones en 1739 el Castillo y el título condal pertenecían a Doña María Teresa Álvarez de Toledo con quien entroncó con la Casa de Alba, que en la actualidad sigue detentando el titulo de Condesa de Fuentes de Valdepero en Doña Cayetana Fitz-James Stuart, Duquesa de Alba.
La propiedad del Castillo sin embargo se desvinculó de la Casa de Alba en 1874 por venta de D. Jacobo Fitz James Stuart.
Tras diversas transmisiones la Diputación de Palencia lo adquirió en 1995, gracias al impulso y las gestiones de la Asociación de Amigos del Castillo y Monumentos de Fuentes de Valdepero. Desde entonces se están realizando importantes obras de rehabilitación del Castillo y acondicionamiento del entorno, así como la nueva edificación inserta en el patio de armas destinado a Archivo de la Diputación de Palencia.
Rehabilitación del Castillo: Escuela Taller de Fuentes de Valdepero.
Construido en piedra con grandes sillares, presentaba un recinto cuadrado con cubos en las esquinas y una gran torre del homenaje en el lienzo Norte.
Era en su tiempo esta fortaleza, arquitectónicamente hablando, la más importante de Castilla. Su torre del homenaje no tuvo rival en anchura y longitud y probablemente tampoco en altura. Contó, en su tiempo, con tres pisos abovedados, a lo que había que sumar el remate del adarve y las almenas, si es que esta parte alguna vez estuvo terminada. Con todo ello, su altura hubo de ser bastante superior a la actual. El grosor de sus muros es el mayor en España de todos los castillos del siglo XV, llegando en algunos lugares a los 11 metros de espesor. Todo esto, hará exclamar al Condestable de Castilla, en enero de 1521, cuando escribe al emperador: “…fortaleza que es una de las buenas que ay en Castilla de Casa llana…”.
Mide aproximadamente 60 metros de largo y 37 metros en su parte más ancha (patio de armas) ocupando una superficie de algo más de 2.000 metros2, con un perímetro de 170 metros lineales. La torre del homenaje tiene una altura de 80 metros. Las medidas antiguas, suministradas por el Catálogo Monumental de la Provincia de Palencia, eran aproximadamente: “22 metros de alto, 130 de largo y 180 de ancho”.
La disposición interior de los espacios, en la torre del homenaje, resulta muy interesante. La primera impresión es que está totalmente aislada de la otra zona: el patio de armas, desde el cual se puede acceder por una entrada en la esquina Nordeste. Una escalera pasa junto a uno de los habitáculos que instintivamente despierta el interés del visitante: la mazmorra, una habitación abovedada con una sola entrada en lo alto, que se unía a la escalera por un pasillo con una puerta en cada lado para hacerla todavía más segura. La escalera de acceso termina en una terraza encima del plinto y mirando al patio de armas. Desde aquí se puede entrar en la torre por dos puertas, que mediante escaleras en forma de espiral cuadrado dan paso a las habitaciones. El salón abovedado superior cuenta con cuatro diminutos almacenes a los que se accede por unos cortos pasillos en forma de “L”, estos habitáculos se repiten en el castillo de Peñafiel (Valladolid).
El patio de armas es más simple, consta de un cuadrado con un cubo amatacanado en cada esquina, de los que solamente se conservaba entero el del lado Sudeste (consolidado recientemente), el del Nordeste estaba semiderruido y ha sido totalmente reconstruido. Los dos del lado Oeste están totalmente destruidos, el del Sur, que probablemente lo fue durante la revuelta comunera, se reemplazo por un mojón. El acceso a los cubos se realizaba solamente desde lo alto del adarve, al que se llegaba desde la terraza que da paso a la torre del homenaje.
La entrada al patio de armas, que se encuentra en el lado Este, está flanqueada por dos garitones con matacanes. En la cubo del sudeste podemos observar una preciosa ventana gótica ojival y dos escudos con las armas de los Sarmiento, que en su tiempo estuvieron protegidos por una marquesina, de la cual queda el canecillo que la soportaba. Rodeándolo todo existió una barrera baja y tal vez un foso, de los que no queda ningún vestigio actualmente.
Es obra de la llamada Escuela de Valladolid, pudiendo ser atribuido al mismo cantero que realizo las torres de Fuensaldaña, Peñafiel, Torrelobatón y la parte baja de Belmonte de Campos.
Su uso palaciego y residencial se puede constatar por antiguas fotos del Castillo en las que se aprecia un antepecho plateresco en la galería alta del patio con columnas poligonales, elementos que probablemente son lo que hoy se encuentran en la Iglesia Parroquial de la localidad así como otros dos escudos también vinculados al linaje de los Sarmientos, a donde debieron trasladarse a finales del s. XIX.
Escudos
En el cubo sudeste, el único de la construcción riginal que se mantuvo en pie, hay dos escudos circulares iguales, ambos sostenidos por una figura de hombre de rasgos arcaicos, que muestran las armas del adelantado Mayor de Galicia Don Diego Pérez Sarmiento: en campo de azur trece bezantes de oro dispuestos en tres palos (armas del linaje), orlado con la inscripción que dice:
“Don Diego Perez Sarmiento conde de Santa Marta, adelantado mayor de Galisia”. Hay dos escudos más completamente borrados en el lado Sur, otros dos en el lado Oeste yotro suelto entre los garitones de la entrada principal en el lado Este.
Leyenda
Este castillo también tiene su leyenda. Aseguran las gentes del pueblo que existió una espada cuya empuñadura, envuelta en un pergamino, se alojaba dentro del muro. Estaba situada, el arma, entre las dos rodelas que portan las armas de los Sarmiento, en el cubo del Sudeste. En ese lugar salía la hoja de acero del muro y la razón de su existencia era simbolizar la jurisdicción criminal del señor sobre los vecinos. Para otros, tenía una utilidad más macabra, servía para ajusticiar a los condenados a muerte, arrojándolos desde las almenas sobre su hiriente filo. Pertenecía, el templado acero, para unos al padre de Bernardo del Carpio, el conde de Saldaña, y para otros al propio héroe de Roncesvalles.
Para más información visita la página web de la Asociación de los Amigos del Castillo: http://www.valdepero.com/